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Marzo del 2015, regreso a Palermo después de más de 10 años, hace ya unos meses pasé una par de días por aquí y no pude casi ni respirar sus calles… Con la misma sorpresa que lo esperaba, la ciudad no ha cambiado prácticamente en todo este tiempo. Es una de esas cosas que te atrapan y encantan de Palermo a la vez que te ahogan.

Este día salgo con la mochila intencionadamente llena de pintura, me han dicho que en el bario de la Kalsa no hay mucho pintado, es un barrio cercano al mar  olvidado y conflictivo en cierta forma.  En la piazzetta della Vittoria encuentro un muro que me gusta, pregunto a sus vecinos, pues van a tener que verlo a diario y tal vez no les apetezca, pero les importa poco lo que yo haga allí y empiezo a pintar… llegan unos cuantos niños y empieza mi odisea!!

Gracias Pablo Ortuño por acompañarme en esta aventura y retratarla !!